enero 21, 2010

Cargando el Venado

CARGANDO EL VENADO.


Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso huanacaxtle.

Se le miraba triste, meditabundo, cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto.

Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien acongojado al verlo en tales fachas, le preguntó el motivo, causa o razón que ocasionaba que él se encontrara en situación tan deprimente.


Ø
- Compadre-contestó el interpelado, -tu pinche comadre! ¡Tu comadre! Esta noche la mato o la desaparezco, pero de que se muere, se muere..

°
--No la amueles compadre, mejor platícame, porqué la quieres matar, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.

El compadre, después de limpiarse sus ojos todos llorosos y su nariz moquienta, empezó con su relato.

Ø
--Mira compadre, tú sabes que somos muy pobres y en tu humilde casa la única forma de acompañar los frijoles es con un pedazo de carne que tengo que conseguir yendo de cacería al monte.

Ø
Me tengo que ir con mi vieja escopeta, pasar varios días de sufrimiento y penalidades, salvándome de milagro de los peligros del monte, esquivando víboras, al tigre y la onza,

Ø
Soportar la terrible comezón que me producen las guiñas, garrapatas y piquetes de moscos, y por si esto fuera poco,

Ø
Aguantar cómo me caía hasta los huesos el frío y la soledad de las noches.

Ø
Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo hasta el rancho y subir la cuesta de la loma donde está mi casa.

Ø
Todavía no alcanzo resuello cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre vecinos y familiares.

Ø
Que una pierna pa' doña Juana,

Ø
Que otra pa' doña Cleo,

Ø
Que este lomito pa' mi mamá, que esto pa'llá,

Ø
Que esto pa'cá y a los dos o tres días allí va tu tonto otra vez de cacería. ¡Pero ya me cansé y esta noche mínimo las desmechoneo!

El compadre de aquél iracundo desdichado, después de meditar un momento le dio la solución:


°
--Invita a tu mujer a cargar el venado.

Ø
--¿¡Qué!?

°
-Sí, sí. Mira. Nomás no le digas las maltratizas que te pones para cargar el venado. Mejor píntasela bonito.

°
No le hables de las espinas ni los peligros, ni del frío ni el calor.

°
Dile que la invitas a la cacería para que disfrute de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche,

°
De los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes,

°
De sus exquisitas aguas,

°
Del aire fresco del monte, lleno de oxígeno,

°
De la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarín de ballet,

°
De el dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres, en fin.

El compadre siguió el consejo. Por supuesto la convenció.

x
La mujer, entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo, Al cruzar la primer cerca o alambrada se redujo a minifalda porque la prenda quedó desgarrada entre las púas.

x
La blusa le quedó toda jodida

x
El calzado se le rompió por los difíciles caminos y

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Las piedras y las espinas la hicieron sangrar.

x
Las "garrapatas" y "guachaporis" los traía por todo el cuerpo.

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El sol le quemó la piel.

x
El pelo se le maltrató: le quedó tieso y desparramado como estropajo.

x
Las manos le quedaron encallecidas al abrirse paso entre el espeso monte.

x
Toda chamagosa, estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una enorme víbora. Muerta de hambre, su imagen parecía sacada de un cuento de ultratumba.

Por fin, después de tantos martirios, un día encontraron al venado.

Ella tuvo que contener el aliento y el hombre sigiloso, con la astucia y agilidad de un gato, se acercó a su presa, y con la mirada de un lince localizó el blanco justo para liquidar al escurridizo animal. ¡Bang! Y el venado había muerto.

La mujer no cabía de júbilo pensando que su sufrimiento había terminado, pero no era así.


Ø
--Ahora, mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente -- le dijo el hombre masticando rabiosamente cada una de sus palabras.

La mujer casi se desmaya ante la desconocida mirada asesina de su marido, pero ante la desesperación por regresar a su hogar no tuvo aliento ni para replicar y cargó el venado hasta su casa cruzando veredas y montañas.


Despatolada, con las piernas abiertas, jadeando y casi muerta, a punto de tronarle el corazón, llegó y depositó el animal en la sala de su casa.

Los niños y sus amiguitos, hijos de los vecinos, salieron a recibir a sus papás cazadores y acostumbrados a la repartición, le dijeron a su mamá con alegría:


-- Mamá, apúrate a repartir el venado porque la mamá de Pepito ya está desesperada.
--¿Qué pedazo le llevo a mi tía?, le dijo otro.

La señora, tirada en el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y con los ojos inyectados de sangre volteó a ver a los niños y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó:


-- ¡¡¡ Este venado no me lo toca NADIEEEE !!! y tú Pepito, ve y dile a tu mamá que vaya mucho a CHx#&%=" A SU M#&"=


"REFLEXIÓN"

Para valorar el esfuerzo ajeno y respetar en su real dimensión el trabajo de los demás, todos debemos aprender a "cargar el venado".



La experiencia adquirida con el paso de los años nos ha enseñado


Que solo se valora aquello que se ha adquirido como resultado de nuestro trabajo,
Que solo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor y sacrificio.

enero 19, 2010

Einstein dijo: Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr.

En una tarde nublada y fría, dos niños patinaban sin preocupación sobre una laguna congelada. De repente el hielo se rompió, y uno de ellos cayó al agua. El otro cogió una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas, hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: “¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que haya podido quebrarlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas...”

En ese instante apareció un abuelo y, con una sonrisa, dijo:

—Yo sé cómo lo hizo.
— ¿Cómo? —le preguntaron.
—No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.


Einstein dijo: Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr.

La Ranita Sorda y la Ranita Muda

Habían un grupo de ranas que jugaban cerca a un pozo, y saltaban en todas las direcciones. En eso se 2 ranitas pequeñas cayeron al interior. Desde abajo intentaban saltar y no podían salir del pozo.

Al percatarse de la caida, todas las demás ranitas se colocaron al borde, lamentando la caida de sus amigas. Una de las ranitas caidas era sorda y la otra era muda.

Las 2 ranitas saltaban una y otra vez, tratando de salir del pozo, sudaban mucho y se esforzaban mucho por salir. Y desde arriba, las demas ranitas se lamentaban y les decian que era imposible que salieran, que era muy profundo el pozo, o que las paredes eran muy lisas.

Y poco a poco la ranita muda dejó de intentarlo, escuchó las voces de las otras ranitas y cansada se quedó debajo y se murió. En cambio la ranita sorda seguía intentando y saltaba y saltaba, a pesar que las ranas de arriba le decían que no lo lograría y le gritaban que ya no siguiera sufriendo y que se resignara.

Al final y con mucho esfuerzo, la ranita sorda logró salir. Y quedó cansada al borde del pozo, cansada pero satisfecha y con la alegría de estar fuera finalmente.

Cuando las ranitas le preguntaron, ya de cerca, que la había motivado a seguir intentándolo una y otra vez, la ranita sorda respondió que su principal motivación era que ellas la alentaban desde arriba y eso le dió fuerzas para seguir intentándolo
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enero 14, 2010

Vacas Purpuras

Godin nos plantea me parece más que necesario para aquellas empresas que están a punto de emprender un cambio, incluyendo herramientas 2.0 en sus procesos.

Porque nos aclara que:

1. Una vaca es extraordinaria. Mil vacas son un aburrimiento. Pero si ponemos una vaca purpura entre mil vacas “normales”, destacará. Eso si, no se trata de lanzar fuegos artificiales porque sí, sino como parte de una estrategia clara, una estrategia “disruptive” que aclare que ha cambiado.

2. Lo que es “habitual” aburre, lo que es menos habitual ayuda el proceso de aceptación por parte del público y a partir de esa base se puede construir luego la retención del usuario. Esto vale para los que venden detergentes a los que implantan sistemas de formación. La base instalada es un elemento clave de cada proyecto 2.0, así que será mejor entender como mantenerla y hacerla crecer. ;-)

3. Los evangelizadores son nuestros clientes principales. Es inútil hablarle a todo el mundo, cuando la mayoría de la gente no está dispuesta a escucharte. Si vendes un innovador detergente, es probable que comprar espacios en la tele no sirva, total la gente seguirá comprando Fairy. Si estás a punto de lanzar un innovador proyecto de formación 2.0, probablemente no te interese enviar mailing masivos a todos los usuarios. Es necesario de antemano detectar quienes son los que más se animarían con este nuevo proyecto y asignarle un papel de protagonistas.

Con esto quiero decir que tenemos que enfocar nuestros esfuerzo en conseguir que los “innovadores” y los “early adopters” estén conformes con el nuevo proyecto. Si conseguimos eso, y el proyecto tiene sentido en este momento de la vida de empresa, ya hemos hecho la mitad de lo que tenemos que hacer. :-)