septiembre 08, 2008

Modelos disfucionales o incongruentes en la comunicación

La Dra. Virginia Satir, famosa terapeuta familiar descubrió cuatro modelos disfuncionales e incongruentes en la comunicación familiar, para evitar el conflicto o por una baja autoestima y estos son:

El Conciliador

Habla en un tono de voz conciliador, en el fondo siente que no es nadie sin ti, trata siempre de agradar y nunca se muestra en desacuerdo, sin importar la situación.
Habla como si nada pudiera hacer por sí mismo, pues siempre tiene que recurrir a la aprobación de los demás.

Usa una actitud melosa, de mártir y humilde. Se encuentra arrodillado, encorvado y levantando una mano con ademán suplicante. Su voz es aguda y chillona en tono de súplica.

Su discurso:

• ¡Sólo quiero complacerte en todo!
• “Lo que decidas me parecerá bien”.
• Debo mantener a todos contentos para que me quieran.
• Me siento culpable, me tengo lástima y me desprecio.
• No tengo un contacto físico.
• Debo llamar la atención a como de lugar.
• Por favor...
• ¡Realmente nadie me quiere!

El Acusador

Es aquél que siempre encuentra los defectos, en el fondo se siente solo e inútil. Es un dictador, un jefe que adopta la actitud de superioridad y parece decir: “Si no fuera por ti todo estaría bien”.

Su sentimiento interno tensa sus órganos y músculos: Su voz es dura, tensa y a menudo aguda y ruidosa. Señala siempre con su dedo acusador. Si puede lograr que alguien lo obedezca, sentirá que representa algo.
Debe seguir gritando porque nadie se fija en él, nadie se preocupa por él pero seguirá así porque nadie lo quiere pero si le temen.

Su discurso:

• ¡Nunca haces las cosas bien!
• Tenías que ser tu.
• Por tu culpa...
• Te lo repito tantas veces y no me entiendes.
• ¡Mira lo que hiciste!
• Todo lo echaste a perder.
• ¿Por qué tienes siempre que “meter la pata”?


El Calculador o Hiper-racional(La Computadora)

Es un individuo muy correcto y super-razonable que no muestra sentimiento alguno. Su cuerpo se ve acartonado, y en una actitud distante. Su voz es seca y monótona y las palabras suelen ser abstractas. Es sereno, frío y controlado, ya que en el fondo se siente indefenso.

Su discurso:

• Tengo que hacer que la gente se de cuenta de lo listo que soy.
• La lógica y las ideas son lo único que cuenta.
• No me gusta perder el tiempo en sensibilerías.
• ¿Por qué no se dan cuenta de lo inteligente y listo que soy?
• En general los demás son tan básicos y yo tan lúcido y claro.
• En el fondo no quiere que se den cuenta de que siente, es decir, que nadie lo quiere...
• El único camino para que le reconozcan es demostrarles que sabe más que todos.

El Distractor

El Distractor nunca responde a la situación. Su sentimiento interno es de aturdimiento- “A nadie le importo y aquí no hay sitio para mí”-; su voz puede ser un sonsonete que a menudo no armoniza con las palabras y puede volverse aguda o grave sin razón, porque está enfocada en el vacío.

Sus palabras carecen de sentido y no tienen relación alguna con el tema. Es como un trompo que gira sin cesar y no sabe a dónde va, y que no se da cuenta que ha llegado a su sitio. Está muy ocupado en mover la boca, el cuerpo, los brazos y las piernas. Ignora las preguntas de los demás, nunca va al grano y retira una pelusa imaginaria de su ropa.

Piensa que su cuerpo se desplaza en diferentes direcciones al mismo tiempo. Junta las rodillas de manera exagerada para resaltar sus caderas y encorva los hombros, a la vez que sus brazos y manos se mueven en direcciones opuestas. Después de unos minutos de hacerlo siente soledad y falta de sentido.

Su discurso:

• Voy a llamar la atención sin importar los extremos a los que tenga que llegar...
• Dispersión total (estoy aquí, estoy allá, ¿qué dijo ella?, ¿de qué se tratará la película?
• Distrae e interrumpe con preguntas que todos ya hicieron, al principio parece divertido, pero se acaba y en su lugar aparece la ira, el miedo y el rechazo.
• Su bandera dice: “¿Qué?, no entendí. No sé, ayúdame”.
• Debo distraerme y distraerlos para que no se den cuenta de lo poco que soy y valgo... En realidad nadie podría quererme o valorarme...

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