agosto 15, 2008

Capital Humano en la industria del software en México

El Reto del Capital Humano
por Pedro Galván el 31 de julio de 2008








Cualquiera que participe en la industria de software en México estará de acuerdo en que el reto más grande que enfrentamos es el del capital humano. Hay una gran cantidad de proyectos que están detenidos o se están enviando a otros países porque no contamos con la gente necesaria.

Algunas cifras a considerar
De acuerdo a las estimaciones de SG, en México existen cerca de 60 mil profesionistas de software activos –con esto me refiero a personas cuya principal actividad laboral es desarrollar o mantener software. Por otro lado, la cifra no oficial que se maneja en la industria de TI es que hay un déficit de 50 mil profesionistas de TI, de los cuales alrededor de 20 mil son específicamente de software. La cifra es alta, pero no se me hace descabellada, ya que tan solo en el último mes platiqué con tres empresas diferentes que necesitaban a mil ingenieros de software cada una. Entonces, si tenemos 60 mil profesionistas de software y nos hacen falta otros 20 mil, estamos hablando de un reto considerable.

Ante esto, lo primero que nos preguntamos es cuántos egresados estamos generando. De acuerdo con datos del Anuario Prosoft 2007, anualmente se gradúan 60 mil profesionistas de carreras relacionadas a TI. Esa es una cantidad alentadora, el problema está en que el porcentaje de graduados que cuenta con los conocimientos necesarios para desempeñarse profesionalmente como desarrollador de software es de entre un 10% y 15%. Eso significa que en el mejor de los casos estamos generando 10 mil profesionistas de software al año, lo cual no es suficiente.

Hemos generado demanda pero …
PROSOFT ha potenciado significativamente a la industria, pero no hemos logrado satisfacer la demanda de gente que hemos generado (ya tengo espacio en el parque tecnológico, tengo infraestructura, conseguí clientes, ¿y ahora donde está la gente para hacer los proyectos?).

Un factor que agudiza el problema es que la mayoría de las empresas de nuestra industria son pequeñas y no tienen capacidad para desarrollar personal, ellos necesitan gente que pueda rendir inmediatamente. Y por otro lado, aquellas que tienen capacidad para desarrollar a la gente no están muy dispuestas a hacerlo por el alto porcentaje de rotación de personal (pirateo).

El riesgo de las certificaciones
Los actores de la industria están muy conscientes del reto de capital humano que enfrentamos, y es por ello que la iniciativa fuerte de este año es la de MexicoFIRST. Creo que este programa reúne buenas prácticas que van a mejorar el funcionamiento de la capacitación y certificación en México. Ayuda a dar enfoque, generar economías de escala, y simplificar los procesos para las organizaciones que contratan servicios para capacitación y certificación. Sin embargo, no debemos perder de vista que las certificaciones solo son el betún del pastel. Previo a lograr una certificación debemos cumplir con los conocimientos fundamentales que requiere un ingeniero de software. Las certificaciones facilitan significativamente la venta de servicios de “staffing” para el extranjero. Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que ese es un mercado de bajo valor donde solo se compite por tarifa, y esa es una guerra que no nos interesa. Así que si la estrategia es proveer servicios de alto valor agregado, deberíamos preocuparnos primero por generar gente capaz de entender problemas y resolverlos de forma innovadora.

Esto no significa que estoy en contra de las certificaciones. Creo que son un elemento importante y hay que impulsarlas, especialmente porque son algo medible. Pero tampoco debemos caer en la ilusión de que son una varita mágica que de pronto va a convertir en “empleable” a alguien que no tiene las bases adecuadas (el mono vestido de seda mono se queda).

Énfasis en fundamentos
Parecer ser que estamos dando por hecho que nuestros estudiantes y profesionistas de software ya cuentan con los fundamentos de esta disciplina, y solo es cosa de capacitarlos/certificarlos en inglés y métodos/tecnologías específicas. Sin embargo, la retroalimentación que continuamente recibo de los consultores que hacen implantaciones de modelos de calidad de software en nuestro país es que la mayoría del tiempo/esfuerzo de una implantación se va en la capacitación de fundamentos. Es decir, cosas como qué es un requerimiento y qué elementos tiene, qué significa diseñar un sistema de software y qué tipo de decisiones involucra, qué es la gestión de la configuración y por qué es importante.

Ante esto, creo que primero debemos asegurarnos de establecer esos fundamentos, y posteriormente enfocarnos en herramientas y tecnologías específicas. De no ser así, solo le estamos poniendo betún a miles de pasteles que no están bien horneados.

El rol de las instituciones educativas
Las instituciones educativas están conscientes de este problema y están en la mejor disposición de realizar los ajustes necesarios para resolverlo. La ANIEI (Asociación Nacional de Instituciones de Educación en Tecnologías de la Información) generó el modelo paracurricular, que es su propuesta para dotar a los estudiantes con los conocimientos y competencias que requiere la industria. El reto que enfrentan actualmente es el de implementar dicho modelo de forma rápida. Digamos que es difícil transformar a 600 instituciones educativas cuando sólo se cuenta con los ratos libres entre clases. La nota positiva es que el BID recientemente aprobó una cantidad significativa de dinero para fondear el proyecto de implantación de este modelo.

Generando experiencia
Otro gran problema que enfrentamos es el ciclo vicioso de la experiencia. Las empresas no contratan recién graduados porque no tienen experiencia y estos nunca generan experiencia porque no los contratan, pasan los años y terminan poniendo un Internet café o dedicándose a otra cosa.

Aquí no hay una solución única, sino la suma de muchos pequeños esfuerzos. Una de las herramientas con las que contamos y debemos aprovechar mejor son los periodos de prácticas profesionales que se dan en la mayoría de las universidades hacia el final de la carrera. Hay que armar y gestionar bien estos programas para que brinden experiencia realmente útil a los participantes.

Por otro lado, las empresas deben apostarle más a estos recién graduados. Ciertamente ayudaría contar con mayores incentivos para quienes emplean gente por primera vez, además de mayor protección contra el pirateo de gente, pero aun así las empresas también deben poner su parte y pensar en que al entrenar a un ingeniero de software, aunque este se vaya a otra empresa, le está haciendo bien a la industria en general y ese beneficio le va a regresar a la empresa de una u otra forma.

Nada sirve sin la participación de las personas
A pesar de todo esto, no debemos pasar por alto que aunque definamos los mejores modelos de competencias y consigamos todos los recursos para implementarlos, si los estudiantes y profesionistas no le entran a este esfuerzo, todo va a ser inútil. Desde mi punto de vista, la gran mayoría de los estudiantes y profesionistas de nuestra industria se encuentran en su área de confort. Hay miles de personas que trabajan en el área de sistemas de su empresa y que consideran que con saber más o menos como funciona el ERP en su empresa (o cómo está estructurado su warehouse), ya con eso la hacen. Hay otros miles de estudiantes que piensan que con graduarse ya tienen trabajo seguro. Ellos piensan que simplemente por tener un título de Ing. en Sistemas ya merecen ser gerentes de sistemas en un banco, y si no entonces es culpa de la universidad o del gobierno.

Es triste ver que países como Argentina o Colombia, que tienen muchísimo menos habitantes que México, tienen más participantes que nosotros en programas de certificación gratuitos, como el de desarrollador cinco estrellas de Microsoft (tan solo por dar un ejemplo).

Le hemos entrado a una competencia global. El gobierno tiene esto muy claro, las empresas también, pero al parecer las personas todavía no. Y mientras no logremos cambiar esta actitud, ningun programa de formación va a servir.

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